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Agrosostenibilidad

Agricultura periurbana

27 de Julio, 2017
(*) Se usará el título del recurso

Las huertas periurbanas constituyen un patrimonio amplísimo tanto de tipo agronómico, antropológico, arquitectónico, paisajístico, como medioambiental y por ello su conservación es objeto de estudio en aras a encontrar soluciones que permitan su supervivencia.

En las primeras civilizaciones la disponibilidad de alimentos en un determinado entorno hizo posible el surgimiento de las ciudades. En una etapa más moderna debió potenciarse la agricultura periurbana cuando se consolidaron los mercados ligados a la ciudad.En Europa se produjo el apogeo de las grandes agriculturas periurbanas a finales del siglo XIX. Desde final de la guerra civil hasta los años 70 del siglo XX, las políticas municipales se encargaron de respaldar las transformaciones de suelos rústicos en urbanos, potenciando las corrientes migratorias de las zonas rurales, mientras la política agraria favorecía nuevas áreas de cultivo.

Desde mediados de la década de los 70 comenzaron a manifestarse dentro del urbanismo, corrientes medioambientalistas que mostraban preocupación por la desaparición y degradación de determinados ámbitos rurales, en particular por los periurbanos, con una concepción un tanto peculiar, al considerar que la agricultura periurbana suministraba una trama paisajística al espacio urbano y a los agricultores les correspondía un papel de guardianes de los espacios verdes y sus valores.

El mantenimiento de una huerta periurbana depende principalmente de que sea capaz de desarrollar tres funciones: poner a disposición de otras actividades una parte de su suelo, contribuir a mejorar el medio ambiente de los ciudadanos y ser capaz de proporcionar una producción agraria rentable para sus agricultores. En este sentido, la participación de los poderes públicos es indispensable con la elaboración de planes urbanísticos que atiendan integralmente las necesidades del ciudadano y que aseguren un entorno rural.

(*) Se usará el título del recurso

También es necesario el fomento de la agrupación de los agricultores, ya que les permite aunar esfuerzos y ganar visibilidad. El trabajo conjunto facilita la orientación de la producción y comercialización a un mercado de proximidad, con producciones más singulares y atractivas al consumidor. Asimismo, es posible orientar el uso de los espacios periurbanos para actividades recreativas, pedagógicas, conservadoras del medio ambiente y agroturismo, sin desligarlos de la actividad agrícola básica.

Para fomentar el desarrollo territorial sostenible de las zonas rurales en su triple dimensión: económica, social y medioambiental, es imprescindible que agricultores, ganaderos y empresas agroalimentarias cuenten con las herramientas necesarias para competir en el mercado y garantizar la rentabilidad de sus explotaciones.